sábado, 11 de junio de 2011

LA TOLERANCIA COMO VALOR PRINCIPAL

Uno de los valores que más incidencia tienen en el comportamiento de nuestros alumnos, es la TOLERANCIA.

¿Qué es la Tolerancia?

La tolerancia es la aceptación a las diversas opiniones sociales, étnicas, culturales y religiosas.  Es la capacidad que todo ser humano debe poseer para escuchar y aceptar a los demás, haciendo aprecio de los derechos que toda persona tiene.

La tolerancia, asimilada como el respeto y la consideración hacia los demás, es una disposición de adminitir en ellos, su manera de ser y de actuar, es una actitud de aceptación de nuestros semejantes.

El hombre, en su incansable lucha por desarrollarse y superarse en todos los ámbitos: sociales, políticos, económicos, etc. reconoce que la tolerancia es un valor muy fácil de reconocer y aplaudir, es muy difícil de poner en práctica y sobre todo, es muy difícil de explicar.

Cabe mencionar que un factor principal (social y étnicamente hablando) en la tolerancia, es el racismo.  No podemos pretender que alcancemos un desarrollo globalizado, si para ello continuamos viviendo las prácticas raciales hacia los grupos sociales que consideramos “diferentes” al nuestro.

Lo mismo sucede, en el reconocimiento, respeto y aplicación de los derechos humanos, así, tenemos la postura de Gandhi quien en un discurso decía  “dado que el mal sólo se mantiene por la violencia, es necesario abstenerse de toda violencia”. Y que, “Si respondemos ojo por ojo, lo único que conseguiremos será un país de ciegos”.

Los 4 pilares de la Educación y su influencia en el fomento de los valores

El deber de la educación es transmitir la mayor cantidad de conocimientos para que el educando esté en la capacidad de desarrollarse y desenvolverse en un ambiente de que le permita superarse y sentirse motivado a seguir en ese desarrollo día a día.

            Para alcanzar su cometido, la educación se basa en cuatro pilares fundamentales durante el transcurso de la vida de las personas.

Aprender a conocer:           La adquisición de la comprensión, el razonamiento y también la cultura que lo llevará a alcanzar una formación integral.
                                                          
Aprender a hacer:               Es la aplicación de todos los conocimientos adquiridos.
Esta etapa, es tal vez la más importante en un proceso educativo, ya que es “haciendo” como se demuestra que los conocimientos adquiridos dan los resultados esperados.

Aprender a  vivir con
Otros:                                     Para poder convivir y tolerar a los demás, debemos empezar por conocernos a nosotros mismos, de tal manera que no tengamos una conducta que en otras personas no podríamos tolerar.

Aprender a ser:                    Mejorando la conducta, fomentando la responsabilidad, la inteligencia, la sensibilidad y la espiritualidad para tener una personalidad y un criterio propio.




A criterio personal, Guatemala es un país que necesita fundamentar su sistema educativo en estos pilares, no sólo en la escuela sino también en la formación que los niños reciben en casa.
           
No podemos exigir que nuestros alumnos aprendan a conocer, hacer, vivir con los demás y a ser, si en su casa no han recibido la suficiente guía ni motivación para ello.

Para el docente, es una tarea ardua, mas no imposible de realizar, siempre y cuando se tenga la voluntad de hacerlo.

Como consecuencia, podríamos contar con jóvenes entusiastas, seguros de sí mismos, educados, cultos y preparados para alcanzar un mejor futuro para el país.

El desarrollo y la prosperidad de un país está basado en la educación de su gente, y Guatemala se caracteriza porque la mayor parte de su población es joven, ¿cuánto lograría nuestro país si su población tuviera acceso a la educación integral, basada en principios y valores, como medio de superación personal y nacional?

           


¿Es necesario retomar la enseñanza de los valores en la familia, como base fundamental en el comportamiento de los alumnos en el salón de clase?

Los valores son las normas o ideas fundamentales, naturales o inculcadas mediante las relaciones familiares y sociales que vivimos desde el nacimiento; y los principios son las actitudes que manifestamos al poner en práctica los valores adquiridos.

El respeto es un valor importante dentro del proceso educativo, ya que en la práctica debe ser recíproco.  Una muestra de respeto es el saludo que a diario hacemos y recibimos dentro de nuestra comunidad educativa; podemos decir que es una muestra directa de respeto.  Sin embargo, el no robar o el ser obediente es una muestra indirecta del mismo.

Este trabajo, tiene como propósito, determinar si la enseñanza de los valores en el hogar, permitirá que el comportamiento de los alumnos en el salón de clase sea el más adecuado.

Para tal efecto, se presentan antecedentes y conceptos relacionados con la Axiología (Teoría de los valores).

La familia, como base fundamental de la sociedad, es la principal responsable de la formación moral del individuo, para que al llegar al salón de clases, el maestro pueda dar seguimiento a esa formación moral y aunado con la transmisión de conocimientos, se logre llegar a la formación integral de los futuros ciudadanos del país.

Desde el inicio de la humanidad, siempre han existido cosas valiosas para el ser humano; el bien, verdad, felicidad, belleza. Los valores están presentes desde los inicios de la humanidad. El origen del valor humano procede se del latín aestimable que lo define etimológicamente, sin consideración filosófica, sin embargo, con el proceso de generalización del pensamiento humano adquiere su interpretación filosófica, pero no es sino hasta en el siglo XX cuando comienza a utilizarse el término axiología (del griego axia, valor y logos, estudio), añadiéndole así un sentido científico, ya que la axiología es la ciencia que se dedica al estudio de los valores.

Antiguamente, eran los filósofos los únicos que se interesaban de la axiología y sus problemas, así, encontramos a Sócrates, quien se interesó en el análisis de algunos conceptos como la belleza, el bien y el mal.

Asimismo, Platón con su definición del valor “como lo que da la verdad a los objetos cognoscibles, la luz y la belleza a las cosas”, es decir, es la fuente de todo ser humano y fuera de él; y Aristóteles, abordando en sus obras, el tema de la moral y las concepciones del valor que tienen los bienes.



Durante el siglo XIX y principios del siglo XX, período que se conoce como el Modernismo, resurge la concepción subjetiva de los valores, encontrando aquí, a Hobbes expresando: "lo que de algún modo es objeto de apetito o deseo humano es lo que se llama bueno y el objeto de su odio y aversión, malo; y de su desprecio, lo vil y lo indigno. Pero estas palabras de bueno, malo y despreciable siempre se usan en relación con la persona que los utiliza. No son siempre una regla de bien, si no tomada de la naturaleza de los objetos mismos". Bajo la influencia del marxismo, el concepto de valor empieza a tomarse de la relación sujeto-objeto, lo que da como conclusión de la época, que el valor es el resultado de la relación que existe entre la práctica y el objeto, y no simplemente del conocimiento de las cosas por parte del sujeto.


El valor es el resultado de la actividad práctica del ser humano.

Podemos considerar que son valores, ciertas formaciones espirituales, ideas y teorías.  Aunque siguen siendo subjetivos por su existencia, sólo se convierten en valor, dependiendo del desarrollo social que promuevan.  De manera que los valores existen únicamente dependiendo de las relaciones sociales y del ser humano.

Los valores, expresan las necesidades del ser humano pero también el impacto positivo que las relaciones sociales dejan en el individuo; su función es regular internamente la actividad humana.

Aquí podemos citar a Kohlberg, con la Teoría del Juicio o del Desarrollo Moral.  En ella, Kohlberg puntualiza en otras palabras que para muchas personas la moralidad son los valores que se han ido adquiriendo en el entorno social  y que sobre esos valores que se tienen se actúa en la experiencia diaria.

Kohlberg se interesa en el proceso lógico que se pone en marcha cuando los valores adquiridos entran en conflicto o dilema moral, porque es cuando verdaderamente se ejercita el juicio moral (proceso cognitivo que nos permite reflexionar sobre nuestros valores y ordenarlos en una jerarquía lógica)
En los primeros años de vida, los niños aprenden las normas de buena conducta sin entender todavía su sentido y sin ser capaces de guiar su actuación de acuerdo con ellas.  Sin embargo, es importante la intervención del maestro en la escuela cuando promueve los valores.

La Constitución Política de la República de Guatemala, establece que la familia es fuente de la educación, asimismo, que la educación constituye un derecho y obligación de todos los guatemaltecos, orientada de manera científica, tecnológica y humanística, mejorando el nivel cultural de la población y que debe responder a las necesidades y demandas sociales del país.

Sin embargo, basta con leer los periódicos, sintonizar en la televisión los noticieros o simplemente salir a las calles, para darnos cuenta que la carencia o pérdida de valores en los guatemaltecos influye en el acontecer nacional.  El incremento de la violencia en el país, impide que nos desarrollemos y que podamos vivir en paz.

Lamentablemente, esta falta de valores no se limita a los hogares y las calles, llega a los salones de clase de escuelas y colegios, presentándose situaciones de faltas de respeto hacia maestros y compañeros, uso inadecuado del vocabulario hasta acciones violentas.

¿Es necesario retomar la enseñanza de los valores en la familia, como base fundamental en el comportamiento de los alumnos en el salón de clase?
Podemos definir a la familia como un grupo de personas que convive en un mismo espacio tomando en consideración la importancia de la manutención, el respeto, los cuidados y la educación de todos los integrantes. Por lo tanto, el objetivo es descubrir lo importante que hace a la familia el lugar ideal para forjar los valores, y de esta forma, alcanzar una manera de vivir más humana que es transmitida a una sociedad.
Lo que hay que tener en cuenta es que, el valor de la familia nace y se desarrolla cuando cada uno de sus miembros asume con responsabilidad y alegría el papel que le ha tocado desempeñar en la familia, procurando el bienestar, desarrollo y felicidad de todos los demás.
Esto demuestra que formar y llevar una familia por un camino de superación permanente no es una tarea sencilla. Por el contrario, la vida actual y sus exigencias pueden dificultar la colaboración y la interacción. Las razones de ello se encuentran en que muchas veces ambos padres trabajan. Ante esta situación, es necesario dar orden y prioridad a todas nuestras obligaciones y aprender a vivir con ellas. Debemos olvidar que cada miembro cumple con una tarea específica y un tanto aislada de los demás.
Es necesario reflexionar que el valor de la familia se basa fundamentalmente en la presencia física, mental y espiritual de las personas en el hogar, con disponibilidad al diálogo y a la convivencia, haciendo un esfuerzo por cultivar los valores en la persona misma, y así estar en condiciones de transmitirlos y enseñarlos.
Cabe mencionar que los valores se viven en el hogar y se transmiten a los demás como una forma de vida, en otras palabras, dando el ejemplo. En este sentido, la acción de los padres resulta fundamental, pero los niños y jóvenes pueden dar verdaderas lecciones de cómo vivirlos en los más mínimos detalles.


En este sentido, si los seres humanos nos preocupáramos por cultivar los valores en familia, todo a nuestro alrededor cambiaría, las relaciones serían más cordiales y duraderas. Así, cada miembro de la familia se convertiría en un ejemplo (según su edad y circunstancias personales), capaz de comprender y enseñar a los demás la importancia y trascendencia que tiene para sus vidas, la vivencia de los valores, los buenos hábitos y las costumbres. 
En conclusión
La conducta del alumno se ve influenciada por el entorno familiar, social y cultural.

Mediante la aplicación de los valores adquiridos, el alumno llenará las expectativas para comportarse como un ser digno y útil a la sociedad, lo que nos conduce a la disciplina, reconociendo como tal, la observancia de leyes y ordenamientos.

El aspecto social determina el comportamiento del educando si éste se interrelaciona con personas afines a sus intereses y gustos, niños o jóvenes de la misma edad y compañeros de estudio.  Sin embargo, cuando se relacionan con niños o jóvenes que no comparten sus intereses o con niños y jóvenes que carecen de valores y principios, no se puede esperar que su comportamiento sea el más adecuado.

La conducta del educando está basada en los principios y valores que le sean inculcados en el hogar pero a los que se les debe dar continuidad en la escuela, siendo ésta una de las principales funciones del educador, ser formador de individuos con moral.